martes, 31 de mayo de 2011

INAUGURAMOS HOY, EN TRAVESA DO FRANCO A LAS 20.00 HORAS, LA MUESTRA "EMBLEMAS" CON 15 OBRAS DE ÁLVAREZ LAS HERAS.

La Siesta
Hoy, 31 de mayo a las 20.00 horas, tendrá
lugar, en el espacio de la Galería José Lorenzo en  Travesa do Franco (Santiago de Compostela), la inauguración de la muestra “Emblemas” con 15 obras – 14 pinturas y una escultura - del artista Carlos Álvarez las Heras. Esta es la primera vez que el joven leonés exhibe su obra pictórica en la ciudad compostelana.
     La muestra,de muy amplia oferta temática, constituye una reunión excelente de soportes y procedimientos. Diferentes técnicas y dimensiones en las que Las Heras es capaz de desarrollar su particular trazo. Mediante un código de representación personalísimo,todas las obras giran en torno a la plasmación de figuras arquetípicas y emblemáticas,desde las refrencias mitológicas (“Sanson y Dalila", "Poncio Pilatos") a los retratos parisinos en Montparnasse.
Sansón y Dalila
          El estilo particular de Las Heras  con gruesos contornos que recortan figuras de tamaño desmesurado alude ligeramente a Picasso y a la pintura alemana de vanguardia. Una plástica directa,con referentes en el mundo del cómic y la ilustración,pero con gran carga y contenido conceptual en su utilización del color.
    Carlos Álvarez Las Heras (León, 1982) artista independiente, reside y trabaja en su estudio de Madrid desde el año 2000,con dedicación exclusiva a la creación pictórica.Tiene una trayectoria muy intensa en el mercado artístico contemporáneo con numerosas exposiciones y colaboraciones en toda España y Europa.En 2005 recibió la medalla al mérito artístico en  el Colegio de España de París. Sus exposiciones en Manchester a cargo del Instituto Cervantes y el interés que ha mostrado por su obra AENA, con la muestra de obra reciente en la T2 del aeropuerto Madrid Barajas, dan cuenta de su gran proyección nacional e internacional.

viernes, 27 de mayo de 2011

LA VANGUARDIA EN GALICIA

Quizá el colectivo de artistas gallegos más fecundo es aquel que se relaciona, directamente, con las vanguardias. Un grupo de artistas, nacidos a finales del siglo XIX o a principios del siglo XX, que dirigen su mirada no sólo a lo que se está haciendo en Galicia, ni exclusivamente a lo que se está produciendo en España, sino que buscan empaparse del Arte y la intelectualidad internacional. Ponen la vista y la mente en las innovaciones que tras el impresionismo y posimpresionismo trajeron consigo las vanguardias. Es decir, buscan en la creación que emana de París, una ciudad que desde el siglo XIX constituye la capital del arte hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Sin embargo, ¿se puede hablar de vanguardia gallega? ¿Existen unos rasgos definidores de los artistas renovadores surgidos de nuestra tierra? La efervescencia creativa, en la primera mitad del siglo XX, de una serie de artistas gallegos, esparcidos por todo el mundo y que muestran especial interés por las novedades plásticas más allá de su tierra natal, por Europa y América, parecen poner de manifiesto la existencia de una vanguardia en Galicia. Además, a la segunda cuestión se debe responder que, efectivamente, existen unas características comunes a todos los autores debido a que todos y cada uno de ellos están influidos por la vanguardia internacional.
Muchos de ellos reciben la influencia del arte de finales del siglo XIX y  del posimpresionismo y lo plasman en sus lienzos. La obra de Arturo Souto está empapada de Toulousse-Lautrec o de Bonnard; Colmeiro bebe, premeditadamente, del precubismo de Cézanne; la factura sinuosa del dibujo de Fernández Mazas es heredera del modernismo y la pincelada enérgica y nerviosa de Van Gogh  está presente en la obra de Manuel Pesqueira.
La gran mayoría de estos artistas recibieron becas de las diputaciones que contribuyeron a consolidar su formación. Entre otros Maside, Torres, Souto o Laxeiro gozarían de becas que les permitirían ampliar sus conocimientos artísticos en París, Madrid y otras ciudades.
La pintura gallega de vanguardia se caracteriza por cierto historicismo, que bebe de los modos formales del pasado, pero reinterpretados. Laxeiro parte, concretamente, de una visión barroca e, incluso, románica; en el barroco también se apoya el ribadense Benito Prieto Coussent, en cuyos lienzos recupera la tradición naturalista de la escuela española; Arturo Souto se muestra avezado para recrear a Goya y hacerlo suyo y Urbano Lugrís nos remite al quattrocento de Botticelli con sus paisajes oníricos.
Los temas costumbristas, a través de estos renovadores de la plástica gallega, adquieren una nueva dimensión. No son pocos los que reflejaron el ambiente típico de su tierra: Colmeiro con sus ferias de color posimpresionista y planimetría cubista, Urbano Lugrís en sus fiestas neogóticas de aliento surreal, Laxeiro en sus carnavales de abigarramiento escultórico románico, Seoane con las esquemáticas gallegas coloreadas con tintas planas o Palmeiro en sus paisajes a caballo entre el fovismo y el posimpresionismo.
La gran mayoría de los artistas de la vanguardia gallega viajaron al extranjero y en sus lienzos plasman las enseñanzas adquiridas en sus viajes. El arte gallego de vanguardia posee un carácter internacional. Arturo Souto viajó a París y se establecería, en el exilio, en México dando a conocer su obra por toda América, de Nueva York a La Habana, y parte de Europa. Colmeiro sería el más importante de los artistas gallegos en la Escuela de París y establecería contacto con Luis Seoane en Buenos Aires. Este último también se relacionaría en la ciudad porteña con Maruja Mallo o Federico Ribas. Laxeiro y Frau también pasarían una temporada en Sudamérica durante el franquismo. Maside, Torres, Fernández Mazas o Palmeiro serían otros de los artistas que viajaron a París para comprobar de primera mano el hervidero intelectual que era aquella ciudad.
Con la excepción de la considerable influencia del cubismo, los artistas gallegos de vanguardia se inclinaron más por los movimientos expresivos que por los constructivos. Urbano Lugrís y, sobre todo, los hermanos Granell, Eugenio y Mario, se aproximarían al movimiento surrealista, Arturo Souto se dejaría seducir por el fovismo y la pintura metafísica de Giorgio De Chirico, Maside muestra angulosidades que recuerdan, cuando no anticipan, el expresionismo y José Frau nos mostraría paisajes esenciales de intensidad fovista. Todo ello, como ya se ha señalado, matizado por el cubismo picassiano.
La vanguardia gallega es una realidad. Constituyen los cimientos que sostienen la pintura que vino después en Galicia. Y no sólo eso. Son mucho más. Son el espejo en el que se miran los jóvenes artistas de nuestra tierra para crear a partir, desde hace ya algún tiempo, de unos referentes atemporales, inmortales y eternos.


La Vanguardia gallega en la galería José Lorenzo.

Los fondos de la galería de arte contemporáneo José Lorenzo gozan de una importante colección de obra de vanguardia gallega. Desde la galería siempre se ha apostado por el arte gallego de calidad, de todas las épocas. Es por ello, por la eclosión de talentos que ha supuesto la vanguardia gallega, que estamos especializados en ese período. Obras de, entre otros, Maside, Colmeiro, Torres, Seoane, Laxeiro, Fernández Mazas, Urbano Lugrís o Palmeiro han tenido, tienen y tendrán en nuestras salas de exposiciones su espacio. Actualmente, en la plaza del Toural, se puede visitar la exposición de uno de los grandes nombres de la vanguardia gallega y, por qué no reivindicarlo, de toda la vanguardia internacional: Arturo Souto.

sábado, 21 de mayo de 2011

ANTONIO DE PUGA, UN PINTOR OURENSANO DEL SIGLO DE ORO.

Tras una labor de investigación que podríamos calificar de arqueológica Antonio de Puga adquiere el debido reconocimiento, en el año 1952, gracias a una datación precisa de su vida y obra. El rescate del olvido corrió a cargo de María Luisa Caturla, su principal estudiosa.
Vivió entre 1602 y 1648, en un Siglo de Oro y sombra. El siglo de Velázquez, Ribera, Quevedo o Cervantes, de Cruz y Corona, pero también de pícaros y buscones. En la España contrarreformista del XVII el mecenazgo de las Artes recae, principalmente, en la Corte y la Iglesia. La comprensión empirista de la realidad vendrá acompañada de un trasfondo místico debido a las resoluciones tomadas en Trento. Este hecho se hará extensible al Arte, expresado pictóricamente a través de la luz y de una iconografía religiosa muy específica.
Los encargos de Puga, por lo tanto, correrán a cargo de ambas instituciones, regia y eclesiástica. Para ellos realizará retratos, obras religiosas profundamente intelectualizadas y también escenas de género en donde se revela como artífice extraordinario. Sus pinturas costumbristas, influenciadas por un renovador pensamiento hacia el mundo y sobre el mundo, son reflejo de su siglo e impensables en el contexto intelectualizado del Renacimiento. Los paralelismos entre la temática cotidiana  de Puga y la etapa sevillana de Velázquez saltan a la vista de cualquier espectador medianamente experimentado. En ambos autores encontramos reinterpretaciones de interiores flamencos, en cocinas o tabernas, donde se hallan personajes anónimos, como El Bebedor, que conforman una magnífica galería de tipos sociales. Los bodegones, que abigarran los fondos y los primeros planos, poseen la misma importancia que la captación humana. Ambos, personajes y objetos, están trascendidos por una inmediata espiritualidad. “Entre los pucheros anda el señor”, atinaba no sin razón Santa Teresa de Jesús.
El dominio de la luz, herencia del tenebrismo de Caravaggio, confiere a las figuras un sentido casi táctil, de texturas. El contraste de luz y sombra hace que el cuadro se vuelque sobre el espacio del espectador, para convertirlo en un actor más de la escena representada. Sin embargo, el universo detenido en el teatro natural del tenebrismo contrasta con la inmediatez de los encuadres.
Su obra religiosa, por encargo, también es rica. Asombran sus retratos, psíquica y espiritualmente revelados a través de la luz, como el "San Jerónimo. En esta obra la iluminación le otorga un aspecto naturalista visible, especialmente, en el cuerpo fibroso. Tampoco se debe olvidar la escenografía barroca al contemplar el cuadro, es decir, la mirada y el gesto del santo. Además, este retrato confirma a Antonio de Puga como un gran conocedor de la mística por la razonada alusión de  motivos alegóricos.
Entre otros espacios expositivos, hay obras atribuidas a Antonio de Puga en los museos de Kovenhaven, Kunsthistorischen de Berlín, Ermitage de Leningrado, Puerto Rico, Crocker de Sacramento, California, Chicago, Carolina del Norte, Pontevedra o Vigo, además de colecciones institucionales, particulares y los fondos del museo del Prado.

"EL GATO GOLOSO"
“El gato goloso” es una escena de género que posee todos los ingredientes de la etapa sevillana de Diego Velázquez. Está totalmente enfrentada contra el primer plano, en un encuadre cerrado que crea la suficiente ilusión perspectiva. Así, la diagonal entrevista de la mesa y los logrados escorzos delimitan el marco realista e inmediato en el que sucede la escena, en un espacio recargado y sin apenas fondo. Sin embargo, ese espacio se prolonga a través del personaje que señala, mientras mira hacia afuera, interrogando a quien lo contempla. De este modo, Antonio de Puga crea una continuidad temporal y espacial entre la pintura y la realidad externa del contemplador. Este recurso se refuerza con el foco de luz proveniente del exterior, que será otro de los rasgos del barroco: el tiempo, vivificado no sólo por el naturalismo, sino también a través de la implicación de la obra en el espacio real del espectador. Sorprende, en esta obra, el exquisito realismo con el que se ha representado  los distintos bodegones que pueblan la escena: la jarra, el queso, los frutos, el ave. Sin duda, un gesto sincero del artista en su afán de dignificar la pintura por la pintura.

viernes, 20 de mayo de 2011

ÉXITO DE PÚBLICO EN LA INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN SOBRE ARTURO SOUTO.

La galería José Lorenzo congregó este jueves, 19 de mayo, en su espacio de la plaza del Toural a un elevado número de personas para la inauguración de la exposición de Arturo Souto.
Junto a la inauguración de Souto, se presentó el número 13 de la revista ‘Galegos’, que rinde homenaje a la figura del pintor pontevedrés.
Importantes personalidades del arte y de la cultura estuvieron presentes. Desde Isaac Díaz Pardo, de quién además se exhiben destacados lienzos en la galería, hasta el escultor ourensano Acisclo Manzano, cuyas obras también figuran expuestas. Al acto también asistieron autoridades políticas, promotores de Arte y coleccionistas de referencia en Galicia.
La presentación de la revista ‘Galegos’ corrió a cargo de Alejandro Diéguez de Ézaro Edicións. La muestra de Souto, por su parte, contó con las palabras inaugurales - previa presentación de los ponentes por parte de David Ferreras de la galería José Lorenzo - de Francisco Pablos y Antón Castro, ambos expertos en la obra del artista.
Los seguidores de Souto podrán visitar la galería compostelana para ver 25 obras de toda la trayectoria del pintor. La exposición se completa con siete piezas de pequeño formato del escultor vigués Xuxo Vázquez, de gran proyección internacional.

jueves, 19 de mayo de 2011

SIETE ESCULTURAS DE XUXO VÁZQUEZ ACOMPAÑAN LA EXPOSICIÓN DE SOUTO

La galería José Lorenzo expone, junto a los lienzos de Souto, siete piezas del escultor Xuxo Vázquez Pardo. Todas ellas son piezas de pequeño formato, de formas angulosas, con marcadas aristas que sobrasalen más por lo que sugieren, por aquello que el espectador interpreta, que por lo que muestra.
Este magnífico escultor, nacido en Vigo en 1948 realiza, desde el año 68 hasta la actualidad  60 exposiciones, individuales y colectivas, dentro y fuera de España. Cabe destacar sus muestras en los siguientes museos e instituciones: Museo de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, Madrid; Instituto Español del Deporte, Madrid; Santiago de Compostela; Museo Nacional de Valdepeñas, Ciudad Real; Museo F. C. de Barcelona; Museo al Aire Libre V Centenario, Huelva; Museo al Aire Libre de Aracena; Museo de Arte Contemporáneo, Alcalá de Henares; Museo al Aire Libre de Caldas de Rahíña, Portugal; Museo al Aire Libre "Esculturas Urbanas", Teda - Tianging - R. P. China.
Además, Xuxo Vázquez, que muestra predilección por el gran formato, tiene obra pública en distintas ciudades del país. Sobresalen, entre otras, Fiel, la columna de mármol de los juzgados de A Coruña; o Estela, para el museo al aire libre de Alcalá. El gran tamaño de su escultura lo llevó a exponer, varias veces, maquetas de la obra original.
En el año 2008 ha sido el único escultor español presente en la villa olímpica de Pekín con la obra Muralla Abierta. A partir de entonces se convierte en un escultor muy valorado en el país asiático, sobre todo por su escultura pública.
Recientemente, Xuxo Vázquez ha mostrado un gran interés por la escultura en piedra de pequeño formato. Un camino, por otro lado, por el que ya ha transitado en otras ocasiones.
Entre otros premios ha obtenido la medalla de oro internacional, tres medallas de oro nacionales, dos medallas de plata internacionales y el primer premio en el concurso de esculturas de Oropesa.

LA GALERÍA JOSÉ LORENZO INAUGURA UNA EXPOSICIÓN CON 25 OBRAS DE ARTURO SOUTO

La galería José Lorenzo inaugura hoy jueves, 19 de mayo, a las 20.00 horas, una muestra con 25 obras del pintor pontevedrés Arturo Souto. Esta muestra podrá visitarse en las instalaciones que la Galería tiene en la Praza do Toural, en Santiago de Compostela. Los lienzos estarán expuestos al público hasta mediados de Junio.
La muestra hace un recorrido por toda la trayectoria del artista. Así, recoge desde sus inicios costumbristas en la Academia de San Fernando de Madrid y su contacto con la vanguardia en París, hasta las experiencias indigenistas y las magníficas postales europeas que se han  plasmado en su estancia en México.
Para completar esta exposición, se presentará también en la Galería el número 13 de la revista Galegos, que prestará especial atención a la figura del pintor pontevedrés.

Arturo Souto (Pontevedra 1903 – México 1964) fue hijo del magistrado y pintor Arturo Souto Cuero quién le aconsejó hacer carrera como aparejador, una profesión mucho más estable.
Instalado en Madrid, ingresó en la escuela de San Fernando, donde conoció a Dalí. Posteriormente, viajó a París en 1926 y se empaparía del arte último del siglo XIX (Bonnard, modernismo, Toulousse-Lautrec), pero también de la vanguardia histórica, mostrando una importante predilección por De Chirico.
Con la guerra civil, participa activamente del bando republicano. Así, expondría en el pabellón de París realizado por Sert donde se hallaba el Guernica de Picasso.
El final de la guerra lo arrastraría a un exilio en el que exhibió su obra por La Habana, Nueva York, Los Ángeles y Filadelfia. En 1942 se instalaría en México y se entusiasmaría con la obra de los muralistas. En la década de los 60 regresaría a España mostrando sus pinturas en distintas exposiciones, pero en 1964, retornaría a México donde falleció en Julio.

viernes, 6 de mayo de 2011

LA OBRA DE XOÁN PIÑEIRO SE EXPONE ACTUALMENTE EN LA GALERÍA JOSÉ LORENZO

La galería José Lorenzo, en sus dos espacios, plaza del Toural y Travesa do Franco, expone una importante colección de piezas del escultor Xoán Piñeiro Nogueira.
La muestra posee, entre otras, importantes piezas de la última etapa del artista. Sin duda, la etapa más productiva y, sobre todo, creativa. Una fase de experimentación con una novedosa y destacada obra que, lamentablemente, concluiría con su inesperada muerte.
En la exposición se pueden ver obras con acusadas dobleces y salientes aristas que crean prominentes angulosidades. Estos rasgos evocan, indiscutiblemente, la figura de Victorio Macho uno de sus importantes referentes. No hay que olvidar, en ningún caso, las líricas referencias en algunas de sus obras al mediterraneismo de Josep Clará e, incluso, a la imaginería tras su paso por el taller de Capuz en Santander.
Sin embargo, si de influencias se trata, la muestra de la galería José Lorenzo acoge obras fundamentales que beben de la plástica de Henry Moore.  En esas piezas el escultor parece buscar un equilibrio entre espacios vacíos y formas onduladas, que no son sino, abstracciones de la figura humana. Pero no sólo eso, también juega con espirales y geometrías vegetales que entroncan con Gaudí u Oteiza.
La textura es otro de los aspectos a destacar en las esculturas de Piñeiro. Esta contribuye a una percepción áptica de la obra, de sus valores táctiles, por parte del espectador.
Xoán Piñeiro (Hío 1920 – Porriño 1980), de orígenes humildes, pasó su juventud  trabajando de pastor, aunque ya mostraba maneras para la escultura. Mostraba su precocidad con tallas, realizadas con navaja, en ramas de robles y castaños.
La Diputación Provincial le concedería una beca de estudios para formarse en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Posteriormente, y tras continuar su aprendizaje en el taller de imaginería de Capuz en Santander, alcanzaría el éxito en la exposición del Salón de Otoño de Madrid en 1950. Antes de regresar a Galicia expondría, en el año 1953, en la Bienal Hispanoamericana de Barcelona.
Su figura se popularizó con la realización de monumentos públicos que le darían prestigio, como el de los Marineros en Vigo o el de Calvo Sotelo en Tuy.
En su última etapa, cuando ya se prodigan sus exposiciones, a la escultura realista le sucede un mundo de formas curvas, tangenciales, con espacios vacíos en donde experimenta con la combinación de materiales. Mª Cruz Piñeiro, hija del artista, continúa con la labor de su padre en el taller de Goián, tras la impensada muerte de este. Mucho era lo que prometía la madurez de Xoán Piñeiro, pero, lamentablemente, al igual que ocurre con Vermeer, Mozart o Murnau, el escultor llegaría al final de sus días preguntando al fatal destino cuál sería, ciertamente, el límite de su evolución artística.  

miércoles, 4 de mayo de 2011

AÚN SE PUEDE VISITAR LA EXPOSICIÓN CON 16 OBRAS DE LUIS SEOANE EN TRAVESA DO FRANCO

La galería José Lorenzo mantiene abierta al público, hasta el próximo día 12 de Mayo, la exposición de Luis Seoane.
La muestra acoge 16 obras de toda su trayectoria, donde cabe destacar los lienzos  constructivos y esquemáticos de las décadas de los 60 y 70, con su temática habitual de mujeres sentadas hablando o de hombres realizando sus oficios. La exposición se completa con magníficas tintas acuareladas y paisajes coloristas de pincelada vivaz.
 Luis Seoane artista comprometido con los postulados de la vanguardia artística internacional, así como con la fidelidad a las raíces. Amén de su filántropa labor de rescate y divulgación de la cultura gallega, que se convierte en uno de los principales fundamentos de su existencia.
A caballo entre dos culturas, la argentina y la gallega, Seoane tuvo tiempo de hacer escala en muchos otros países y asimilar las últimas aportaciones artísticas. Así, como hombre de mundo, entablaría relación con importantes figuras del mundo del Arte, como Lucien Freud y Henry Moore, entre otros.
En la exposición, a través de las diferentes obras, se puede ver el sintetismo y la abstracción de Seoane, su ordenación del espacio a través del dibujo y el color. Un color que, sin lugar a dudas, es uno de los elementos esenciales de su obra. Todos estos elementos fluyen en los lienzos de Seoane e invitan a la reflexión, pues según sus propias palabras “la tela no es el campo de batalla. Es el fondo sobre el cual se proyecta una meditación”.